El 21
de junio se celebra el Año Nuevo Andino, una antigua tradición anterior al
Imperio Inca. Esta celebración coincide con el solsticio de invierno en el
hemisferio sur, donde está ubicado el Perú. En nuestro valle del Mantaro,
muchos de los actores ancestrales de la cosmovisión andina visitan en esta
fecha especial el nevado Huaytapallana, para agradecer a los apus y a la
Pachamama por los alimentos otorgados, además de pedir por una buena temporada
de siembras en los productos agrícolas.
Sin
embargo desde hace algún tiempo se ha venido tergiversando las tradiciones y se
han ingresado productos como cervezas, bebidas diversas en botellas de plástico,
velas y envoltorios diversos contaminando espacios del Área de Conservación
Regional Huaytapallana, por ello la Gerencia Regional de Recursos Naturales y
Gestión Ambiental realizó la capacitación a una aproximado de 50 actores de la
cosmovisión andina a fin de que puedan retomar las costumbres ancestrales y
utilizar productos biodegradables como semillas, frutas, chicha de jora,
jarrones de barro entre otros.
Al
respecto el Gerente Regional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental, Econ.
Walter López Rosales indicó que se busca involucrar a todos los actores
ancestrales para que se sumen a la conservación del área de conservación
Huaytapallana, también indicó que se vienen actualizando los documentos de
gestión del área con participación de los mismos actores.
La
jornada de capacitación estuvo a cargo de los Antropólogos Juan Carlos Cóndor
Ames de la Universidad Nacional de Centro del Perú y Patricia Vílchez de la
Dirección Desconcentrada de Cultura Junín, también compartió su experiencia la
maestra ancestral Killa Lumi de la Comunidad Ancestral Kallpa Ayllu, quien instó
a retomar las costumbres ancestrales y dejar de contaminar el Huaytapallana.
Durante
el Año Nuevo Andino, en la época prehispánica se rendían culto al dios Sol
(Inti) y la Madre Tierra (Pachamama). Esta fiesta nació gracias a los aimaras
en Puno, también se celebra en las zonas aledañas fuera del Perú y el fin no
era más que rendir honor y respeto en el día más oscuro del año, ya que la
creencia marcaba que aquí se reiniciaban los ciclos de cosechas.
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